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Foto del escritorPaulina Rodriguez

Moldeando el Carácter de Jesús en Nuestra Familia

“Por tanto, sed imitadores de Dios, como hijos amados, y andad en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.” Efesios 5:1-2 (RVR1960)


El apóstol Pablo nos anima a “ser imitadores de Dios” y a “andar en amor, como Cristo nos amó.” Pero, ¿cómo podemos, como padres, fomentar este carácter semejante al de Cristo en nuestros hogares? Todo comienza con entender el carácter de Jesús y luego reflejar intencionalmente Su amor, humildad y santidad en la forma en que vivimos.


La base del carácter de Jesús es Su profundo amor—sacrificial, incondicional y desinteresado. Como padres, primero debemos comprender la profundidad de Su amor por nosotros si vamos a reflejarlo en nuestra vida diaria. Esto significa amar a nuestros hijos incondicionalmente, extender gracia cuando ellos fallan, y modelar compasión incluso cuando sea difícil. El amor de Jesús no era solo para aquellos que lo amaban de vuelta; Él alcanzó a los que eran difíciles de amar, mostrando misericordia a los pecadores y abrazando a los marginados.


La humildad y la obediencia a la voluntad de Dios eran centrales en la vida de Jesús. De la misma manera, como padres, estamos llamados a modelar estas cualidades para nuestros hijos. Ser verdaderamente semejantes a Cristo implica rendirse—elegir el camino de Dios por encima de nuestros propios deseos, incluso cuando es difícil o inconveniente.


Crea una atmósfera de humildad y obediencia en tu hogar mostrando a tus hijos lo que significa poner a los demás primero, servir sin esperar nada a cambio y confiar en la guía de Dios en cada situación. Practica decir “sí” a la voluntad de Dios, incluso cuando requiera sacrificio, y anima a tus hijos a hacer lo mismo mostrándoles tu propio ejemplo.


Jesús era santo, y como Sus seguidores, estamos llamados a reflejar Su santidad en todas las áreas de nuestra vida. Esto no significa que seamos perfectos, pero sí significa esforzarnos por vivir con integridad, pureza e intencionalidad. La santidad comienza en nuestros corazones, pero debe reflejarse en nuestras acciones, palabras y relaciones. Como padres, debemos modelar una vida apartada para Dios, ayudando a nuestros hijos a entender que seguir a Jesús requiere buscar la justicia, incluso cuando es difícil o contrario a la cultura.


Moldear el carácter de Jesús en nuestra familia no es una tarea de una sola vez, sino un viaje de toda la vida. Requiere consistencia, oración y una profunda dependencia del Espíritu Santo. Como padres, no solo estamos criando hijos; estamos moldeando corazones para la eternidad. Cada decisión, cada conversación y cada momento es una oportunidad para reflejar a Cristo y enseñar a nuestros hijos a hacer lo mismo.


Sigamos adelante en este caminar, confiando en que Dios está moldeando fielmente tanto a nosotros como a nuestros hijos a la imagen de Su Hijo. Juntos, como familia, abracemos el llamado a ser imitadores de Dios, reflejando Su amor, humildad y santidad al mundo que nos rodea.


Paulina Rodríguez

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